El reino champiñón, lo que no se cuenta…

Lo que vemos en los juegos puede no ser lo que realmente pasa en ese mundo, al igual que las noticias las información no puede estar exenta de manipulación. Esta es la crónica, se recomienda discreción

“Nos encontramos con Yahooey (nombre ficticio) en una pequeña taberna clandestina a pocos kilómetros del palacio real del Reino Champiñón. La taberna, pequeña pero abarrotada, sirve platos en general prohibidos: tortilla paisana de huevos de Yoshi, compota de bayas rojas, amarillas y verdes, y el plato más prohibido de todos, un asado de seta verde que ocupa casi toda la mesa.
“La seta verde permite aumentar el número de reencarnaciones”, comenta Yahooey.

Si a un extranjero debe indicársele un único hecho que defina la cultura y política del Reino Champiñón, es el concepto de “reencarnación inmediata”, es decir, el hecho de que la muerte nunca es definitiva. Según la religión mayoritaria entre los champiñoneses, su Dios, Player 1, da y quita la vida a todos los seres través de su Gran Botón A. Es por ello que en el Reino Champiñón las cosas tienden a repetirse constantemente. Y no sólo se trata del secuestro de la Familia Real y de sus asesores más próximos, un hecho tan común que se ha convertido en anecdótico.

El conflicto permanente en el que está inmerso el Reino Champiñón, que ha degenerado en una serie de gravísimas crisis durante los últimos dieciséis años, tiene su origen en las tensiones raciales entre la etnia mayoritaria en el Reino, los Hongos, y una minoría importante y culturalmente violenta, los Koopa.

En los currículos escolares se presenta una versión dulcificada de la historia del Reino Champiñón, fundamentalmente con el objetivo de legitimar el papel de la Familia Real. Sin embargo, historias clandestinas, redactadas por autores anónimos, intentan aclarar la verdadera historia del país. Según estos documentos, a los que hemos tenido acceso, hace un par de generaciones una serie de altos líderes Hongo decidieron fomentar la industrialización del Reino Champiñón. Con el fin de hacer más digerible el plan prometieron que el reino no perdería su aspecto de estado pastoral; y con éste fin instalaron una colosal red de tuberías (muchas de ellas sin utilidad aparente) para derivar los inevitables residuos industriales; naturalmente, en éste contaminado hábitat surgieron animales y plantas mutantes, muchos de ellos peligrosos para el ser humano. De éstos animales mutantes, los que súbitamente lograron mayor importancia fueron los Koopa, una suerte de tortugas bípedas. Una familia de origen Koopa, liderada por un mutante conocido como Bowser, inició un movimiento guerrillero anti-Hongo que dura hasta nuestros días.

Los Hongos no solo resienten la inseguridad constante provocada por la guerrilla; resienten igualmente la existencia de una élite extranjera de raza blanca – liderada por la princesa Peach – que, según algunas fuentes, fue aupada al poder por la industrialización del país.

“Los blancos lo dominan todo”, se queja Yahooey, “y viven de los recursos del Estado”. De hecho, la polémica saltó hace unos años por las costosas vacaciones tomadas por la Princesa Peach y su séquito – incluyendo un avión privado – al lujoso balneario de Isla Delfino. “Además”, insiste Yahooey, “es por ellos que la guerra no termina nunca”. En efecto, muchas voces críticas (clandestinas) reprochan a la monarquía que en lugar de crear un ejército masivo Hongo para eliminar definitivamente la amenaza Koopa (y proceder a un genocidio a gran escala que sería favorablemente acogido por la opinión pública Hongo) prefiere confiar en unas fuerzas especiales (cuya fuerza oscila entre uno y cuatro soldados) controladas por blancos que se empeña en acciones punitivas de gran valor psicológico y enorme mérito táctico, pero cuya importancia estratégica es prácticamente nula.

Muchos Hongo reprochan a Occidente que crean a pies juntillas en la propaganda fomentada por la familia real, que muestra a los Hongo como criaturas ingenuas e asustadizas. Una breve excursión por los caminos y campos del Reino Champiñón muestran la grave situación del país para sus ciudadanos de a pie. Por todas partes, fuertes y castillos de distintos tamaños sirven como recordatorio del poder del Estado. La situación de guerra permanente ha llevado a que la red de caminos esté plagada de barreras de la más variada clase. Las carreteras de montaña son prácticamente inexistentes, sustituidas por plataformas móviles de complicado manejo y peligrosas de utilizar. Por doquier existen pequeñas cajas con dinero y otros bienes, para uso exclusivo del ejército, lo que agravia enormemente al resto de ciudadanos.

“Ellos tienen de todo”, se lamenta Yahooey, “y estoy ya harto de todo esto; de la guerra, de la monarquía, del bigotudo que pasa cada rato…” Yahooey sabe que no está solo. “Lo que queremos en nuestro país es paz y tranquilidad, de una vez por todas.”

Vía P.I.F.I.A. (Autor: CardenalXimenez.)

Comentarios

  1. jajaja, genial la historia, no se si la inventaste o de donde la sacaste pero te pido tu permiso para publicarla en mi blog, por favor dame tu respuesta que yo la aceptare sin importar cual sea, de antemano gracias

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  2. Claro!!! nada más te comento la publicó uno de los colaboradores de este blog y que la tomó de otra fuente jejejeje

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  3. Pues está supergenial, y como dice el Boss del blog, No es invención mía y fue sacado precisamente de la fuente que puse y su autor es el que aparece al final del post.

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