Fragmento 002

"Alberto se encuentra sentado al borde de un precipicio, intuye que es inmensamente profundo pues una densa neblina impide vislumbrar el fondo. Una terrible ventisca parece empujarle pero él no cede. Mira al otro extremo y hay un hermoso valle con cascadas que hacen arcoíris con la luz y el delicioso olor a tierra mojada seduce sus sentidos. Suspira y anhela, pero no se engaña, sabe que jamás podrá atravesar con vida. Voltea y una enorme nube gris amenaza, luego cumple y suelta su tormenta. Enormes relámpagos caen cerca. El agua cae con tanta fuerza que lastima la carne de Alberto y desprende el lodo por sobre la hojarasca. Llora el cielo y llora él, quiere ir al paraíso que se ilumina frente a sus ojos. No aguanta y se para en el borde. Los pies se le resbalan pero sabe que no será más que su arrojo quien lo lance, no la tempestad, sólo su voluntad. Alberto se avienta esperando un milagro que lo lleve flotando al edén pero nada sucede, cae irremediablemente, cada vez con más fuerza, cada vez con más furia. Sus entrañaa hacen un vacío que corre por todo su cuerpo y el pánico lo invade. Por fin grita: '¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!'. Se despierta." - Fragmento de "El Espejo"

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